julio 19, 2011

Instante

Te contemplo pretendiendo indiferencia, cariño y distancia, pero la oportunidad de tenerte a escasos centímetros, precipita mis latidos y mi mejor carta para sentirte es rozar mi dedo por aquel brazo inquieto.

Pero la aventura de tus manos rebasa los límites que dibujamos aquella media noche. Rebásalos con determinación y sumérgete en mí empezando por mi ávido delirio de pertenencia infinita ante tu aventura indecisa. Déjame guiarte a través del juego de nuestras sombras mezcladas; ayúdame a perderme en tu sabor donde quiero vivir siempre; consiente mis deseos y concédeme los detalles de tus fantasías más eróticas para que explotes en ellas más allá de lo que la mente te permite. Duerme entre mis curvas, dejando libres las alas del apetito de tu piel, llevándonos a alturas inexploradas. Devórame en el alba, acaríciame a medio día y aséchame sin cesar, conviertiéndote en mi piel.


Perdida en tu sonrisa, tu voz, tu aroma y tu aventura, me alejo para permitirme seguir respirando, anhelando tu peligro, dibujando tus deseos y provocando tu impaciencia por la soledad ausente.


Toma mi mano, caminemos juntos por unas horas, convirtiéndolas en años para que al abrir los ojos, el recuerdo de los instantes pasados perduren el resto del tiempo.

julio 18, 2011

Secreto negado

Con sigilo penetraste mis defensas distrayendo mi atención con palabras indistintas; tan acostumbrada a tu aroma, no lo percibí más cerca de lo normal, asechando mi cuello.


Hice la pregunta de la cual ya sabía su respuesta, pero el deseo no perdía nada al intentarlo o incluso, más que preguntarlo, robar de su guarida, tu impulso y mi pecado.


Pero cupo en mí la coherencia, el respeto y la distancia, sometiendo el deseo, la pasión y el hambre de tenerte por segundos. Un paso atrás después de impregnar tu esencia en mi cuerpo, protegiendo el juego que por las noches y las mañanas, mantenían nuestras ganas a flor de piel.


Te alejaste en silencio, aumentando esa distancia, lo que ambos llegamos a considerar, una protección al juego que abandonamos por una relación más coherente.


Con sigilo volviste sobre tus pasos con palabras dispersas dirigidas a una persona ausente. Trajiste el silencio, antepusiste el deseo ante tu negativa, arrebatándome la oportunidad de reaccionar y me robaste la mentira que cubría el recuerdo de pertenencia.


Mis manos aferradas a tu piel, mis labios a tus similares e implorando que tu deseo aumentara para no dejar de saberte mío.


Te alejaste en segundos, protegiendo el silencio, regalándome una estela de tu aroma y el hambre de ti.


Con sigilo te despediste de mi piel, y en su lugar dejaste el fuego del beso que ahora es un secreto negado.