Pero la aventura de tus manos rebasa los límites que dibujamos aquella media noche. Rebásalos con determinación y sumérgete en mí empezando por mi ávido delirio de pertenencia infinita ante tu aventura indecisa. Déjame guiarte a través del juego de nuestras sombras mezcladas; ayúdame a perderme en tu sabor donde quiero vivir siempre; consiente mis deseos y concédeme los detalles de tus fantasías más eróticas para que explotes en ellas más allá de lo que la mente te permite. Duerme entre mis curvas, dejando libres las alas del apetito de tu piel, llevándonos a alturas inexploradas. Devórame en el alba, acaríciame a medio día y aséchame sin cesar, conviertiéndote en mi piel.
Perdida en tu sonrisa, tu voz, tu aroma y tu aventura, me alejo para permitirme seguir respirando, anhelando tu peligro, dibujando tus deseos y provocando tu impaciencia por la soledad ausente.
Toma mi mano, caminemos juntos por unas horas, convirtiéndolas en años para que al abrir los ojos, el recuerdo de los instantes pasados perduren el resto del tiempo.