abril 12, 2012

Entre Azul y Medio Día

Entre el azul del cielo a lo largo de la mañana, en que encuentro más huellas de las consideradas en esta guerra en que no hay más que un ejército de recuerdos, memorias y emociones, contra un alma plasmada en cada letra, cada palabra que como en la vida, va escribiendo en tinta para no ser borradas en el transcurso del tiempo. Pudiera ser atacadas por aquellas lágrimas que se disparan en dichas batallas realizadas de vez en vez... pero la tinta se mantiene, el tiempo lo resguarda, la vida continua. 

La disyuntiva de cómo ir dando los pasos ante los ataques inesperados de los mejores recuerdos en el bosque de la paciencia, y las pedradas de lo más complicado, se interpone entre la pasión por una sonrisa natural y las sombras de lo que pasado mezclado con los acuerdos de una apuesta perdida.

Miradas de desahogo, complicidad, entendimiento y sorpresas fueron análisis realizados en la clausura de lo que parecía tener una dirección distinta; movimientos suaves y precipitados, provocados por aquellos últimos encuentros de un eclipse que jamás volvería a repetirse en el reflejo de las mismas miradas. Recuerdos de pulgares y meñiques entrelazados, espacios vacíos de presencias y colmados de pequeñas justas en los kilómetros de piel y ríos de vida. Sabores incomparables que alimentaban la fuerza y los sueños de una tropa que ahora quedará dividida por distancias y tiempos, sin remedio.

Alianzas perdidas, concedidas, ayuda solicitada e inesperada, amparan el alma que tan sólo con el tiempo triunfará ante la adversidad de una soledad inminente y amiga. A medio día el declive de sensaciones apareció y un pequeño soldado empezó la fila de las esperanzas que será interminable como la memoria y el amor por aquellos magníficos recuerdos que se convertirán en la cicatriz más hermosa que haya podido vivir, convirtiendo nuestro presente en la sombra desvanecida de lo que fue.