enero 15, 2015

Talking about business


Un día simplemente surgió el momento y la ilusión y no fue más que un efímero espejismo de cómo un sueño sin ser concebido, estaba hablado y acordado. 

El tiempo se encargó de despejar el cielo claro, pintado de nubes de sueños propuestos, en medio de una negociación mediada por la emoción y una nostalgia escondida de fin de año. El viento trajo las dudas que quebrarían el espejo y mostrarían una verdad completa, con miedos e inseguridades. Tratando de impedir la pérdida de un sueño anhelado, firmé la sentencia de muerte y acuerdo de paz.


En este momento no creo que haya peor enemigo que la duda y el miedo, acompañado de inseguridad e insatisfacción. 

Ilusa creí que había llegado el momento de poder empezar a ilusionarme a compartir mi vida pensando en un futuro, con la certeza de que empezar a planear es bueno porque el camino andado es el mismo. Tristemente me doy cuenta que así como lo imaginé, así se evaporo y duramente debo levantar el muro de nuevo, planeando sin ilusión y sin esfuerzo, por la inestabilidad de la vida y de la naturaleza humana. Me duele saber que ese sueño sigue siendo delicado, en cualquier lugar, época, circunstancia o compañía. A la vez, es un balde de agua fría que me trae a la realidad del hueco eterno, de la pérdida inesperada y un recordatorio de mantener firme la convicción de una vida independiente. 

La calma me hace concebir estas ideas, y es que me doy cuenta que sigo lastimada, triste y vulnerable... 

He borrado y enterrado ese sueño efímero... No más acuerdo, negociaciones o acuerdos... No seré yo quien lo desentierre y no sé cuánto tiempo será el adecuado para sanar, pero sin duda será largo y considerable... 

En otra vida probablemente pueda simplemente sorprenderme si llega a ocurrir...