Letra por letra, se van formando palabras que comunican y nos permiten, como humanos, expresarnos y satisfacer esa necesidad que tenemos. Necesidad que pudiera funcionar si lo hacemos de la manera correcta. Aunque siempre hay ocasiones que por más que nos esforzamos, no funciona, y tenemos que recurrir a otros métodos para desahogarnos de lo que nos ocurre en ese instante.
Palabra a palabra, podemos formar discursos, ensayos, cartas, blogs (jaja), canciones, poemas... pero a fin de cuentas, cada cosa, tiene nuestra esencia; cada escrito o texto, se queda con algo nuestro, porque de alguna manera somos ahora también lo que escribimos.
Si queremos, le podemos poner sentimientos, el que deseemos o nos invada por esos momentos, en que nos nace escribir, en que nos nace teclear y convertirnos en algo más.
Con las palabras podemos dibujar, pintar, y transportarnos a un lugar nuevo, único, personal o compartido, divertido y justo con el clima que nos gusta. Con las palabras podemos enamorarnos, podemos reír y hasta a veces llorar. Con las palabras creamos y destruimos.
Basta tener tiempo, y algo en mente y dentro de nuestros corazones, para crearnos de nuevo.
